martes, 8 de diciembre de 2015

it feels like there's oceans between me and you once again.

El frío entraba por la ventana y las ideas huían. Las gotas de agua caían como agujas en la ducha, haciéndola sangrar, recordar, débil. A flor de piel. Salía desnuda de la ducha y paseaba para dios sabe quién aquel maravilloso cuerpo destrozado por los años y los sueños que nunca cumplió. Aquellas curvas habían desembocado en acantilados que hacían caer a todo aquel que las recorriera. Pero ella solía dejarlos abandonados a la primera de cambio. 
Hacía tiempo que había dejado de sonreír y eran pocos los afortunados que había visto un atisbo de felicidad en aquella comisura llena de heridas que te tentaba morder. El frío hacía de las suyas y ella no buscaba calor. La dulzura que una vez había asomado por ella se había transformado en pasión malgastada. En lujuria. En frustración. En amor a lo imposible.
Después de haberse paseado por cada rincón de aquella casa, se vestía, se sentaba en el sofá y veía pasar las horas muertas mientras el frío le calaba hasta las entrañas. Y es que ya la conocía mejor que ella misma y sabía que esperaba a alguien. Que sus ojos miraban a otro, que quería el calor de otro, que extrañaba los abrazos de otro. Que nunca sería suficiente.
Y es que ya no estaban los besos en la ducha, los abrazos mientras se secaba, las mirabas mientras paseaba, las ganas de poseer aquel cuerpo hasta que saliera el sol. Ya no estaba su silueta en el sofá, su cuerpo bajo la manta que compartía, el bulto al que se abrazaba al acostarse.
Solo estaba aquel frío, que trataba de reemplazarle.

domingo, 1 de noviembre de 2015

Infinity decrepit.

El tiempo pasa y pesa. Y creo vivo con kilos de más. Dicen que vivo con un pie en el acelerador, y quizás sea cierto que lo único que quiero es que mi vida pase deprisa, con prisa y no sea más que una simple existencia.
Creo que no hay nada para mí ahí fuera de estas cuatro paredes que cada día se hacen más pequeñas. Insoportables. Asfixiantes. He entrado y salido de cada uno de mis armarios, rezando por dejar de ser lo que soy. Quizás por ni siquiera salir de ahí.
Cada día que abro los ojos, pienso en una razón por la que debería levantarme. Y nunca debería hacerlo. 
He pasado días sin dormir, pensando de más.
Días sin comer, respirando de más.
Días sin salir, deseando de más.
Mi record de felicidad son unos escasos 6 meses. Y tras eso, aquí estoy de nuevo, escupiendo mi vida por la boca.
Y sigo sentada en una cama en la que no quiero estar, borrando fotos que siguen en una copia de seguridad, mintiéndome a mi misma pensando escusas, maneras de verte.
He creído poder seguir adelante, he puesto sentimientos en mi boca que no sentía, palabras que no son verdad. Me cuesta mirar hacia delante. Y vivo mirando hacia atrás, y tratando de superar algo que me ha superado a mí. Debería aprender a mirar hacia abajo, y seguir pisando el acelerador, a ver si en un curva, el destino me hace un favor.

martes, 27 de enero de 2015

Somos volutas individuales de cigarrillos independientes.

Nos dijeron que no podíamos contar el tiempo y lo despedazamos en momentos. Nos dijeron que el mundo sería eterno y aquí nos tienes, desapareciendo, rompiéndonos en trocitos y volviendo atrás.


Nos dijeron que el mañana sería mejor, pero seguimos queriendo volver a lo que era. Nos dijeron que seríamos y nos quedamos en un prototipo, en un casi pero no fue.



Nos dijeron que el tiempo curaba las heridas, pero yo tenía heridas incontables, incurables. Nos dijeron que cuanto más superficiales fuéramos menos nos dolerían y aquí estamos, sin valorar lo poco que nos dejaron.



Nos dijeron que en algún momento podríamos sonreirle incluso a las adversidades, pero no pudimos dejar de llorar. Nos dijeron que éramos y dejamos de ser.



Nos dijeron que mirando atrás, haríamos frente a nuestros fantasmas, pero nos fue imposible verlos. Nos dijeron que podríamos huir, y aquí estamos, entre la espada y la pared.



Nos dijeron que tendríamos los pies en el suelo, y perdimos la cordura por el no poder. Nos dijeron que somos, pero solamente estábamos irremediablemente locos.



Nos dijeron que nos dirían tantas cosas que nos comerían la cabeza, como zombies hambrientos que vagan con ganas de destrozar a los demás, ahora somos solo uno más de ellos.