Él la miró. Había extrañeza en su mirada, como si pudiera ver a través de las miles de máscaras que ella tenía puestas, una encima de la otra. Podía percibir el leve temblor de su cuerpo, sus hormonas ir y venir, la adrenalina exhalándose por su boca, deslizándose por sus labios. En ese momento no la reconoció, con los sentimientos a flor de piel, y los recuerdos flotando en la tristeza.
- ¿Cuándo hemos hecho el amor nosotros?, respondió él.
Y ella se rompió en doce pedazos. Uno, por cada mentira, dos, por cada promesa, tres, por cada día juntos, cuatro, por cada vez que su olor se había quedado en su ropa, cinco, por cada sonrisa sin razón, seis, por cada recuerdo, siete, por cada instante que se paró el mundo, ocho, por cada carcajada que se ha quedado en el aire, nueve, por cada vez que entró en su habitación, diez, por cada roce, once, por cada beso, doce, por cada tal vez que tal vez jamás ha existido.
"Y ahora tendré que salir a buscarme alguien que me arranque de cuajo la pena. De alguna manera tendré que olvidarte..."
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