Muchas veces envidiamos los amores de película, ¿Nos damos cuenta de que siempre son los más difíciles? Hay que ... correr aventuras, luchar contra malos, MATAR POR AMOR, si señor, sino ¿dónde está mi amor de televisión?
De esos de novelas que parecen eternas, que nunca acaban, y cuando parece que todo va bien, de nuevo el amor se pone en juego, y volvemos a empezar. Siendo como niños, envidiosos de lo que no tenemos y queremos, pero con el orgullo de un viejo avaro.
Quizás busco más, uno de estos de cine. De las mejores películas. Como un vampiro, un mago o un panadero que me acompañe en una lucha a vida o muerte. ¿Excitante verdad? Pero, yo no soy de correr... peligro, ni de correr en sí. Soy más de sentarme, y esperar. "Hey, ¿qué pasa? Tranqui~ que la vida no se acaba mañana."
Puede que busque uno de esos infantiles, ¿Cómo se llamaban?¿Los príncipes azules? Sí, bueno. Nunca fui de montar en caballo. ¿Y si me caigo? Tampoco soy mucho de príncipes, ni de azul. Yo mejor me busco mi caballero en la mesa de algún restaurante. Conociéndonos mejor. O en la mesa de mi casa, entre velas y velas que se gastan.
Tal vez lo que yo busco es alguien, de esas personas que te aman incondicionalmente. Aunque pasen días y días y... ¿días? Pero a quién voy a engañar? Yo soy la que no espero. Por no esperar no espero ni por mí.
Pero es que yo no quiero ni príncipes, ni caballeros, ni un amor que merezca salir en la televisión, ni alguien que se sacrifique por mí, ni alguien que me espere un día si y otro también.
Yo quiero un sapo, que me quiera a su manera, pero que quiera.
"Y como en un cuento, llegaste a mi vida."
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