domingo, 10 de noviembre de 2013

Y te dejó con ganas de más mentiras.

Cuando todo acabó, ella decidió empezar a ser de nuevo. Dejar de ser para volver a no ser lo mismo. Pasaba los días recluida en promesas que se hacía a si misma, y que apuntaba en una lista para devorar su corazón de una estacada. ¿Y las noches? Iba de cama en cama, navegando por sueños ajenos, y mojando la cama de algún desconocido que decidía perderse por sus encantos, lo que no eran más que una ilusión mal dibujada. Su reflejo huyó por el desagüe  en un barco hecho de tiempo y navegaba perdido por cualquier espejo. Se buscaba en los recuerdos manchados del café de la mañana, en el periódico, en los besos de despedida que nadie le daba, en las luces ámbar de los semáforos, en cada grito de suicida que dejaba escapar su corazón al tirarse desde el ayer. Y entonces comprendió que el mundo estaba lleno de mentirosos que querían decir la verdad.


Aún oigo el roce entre mi cuerpo y tu recuerdo.

Nunca preguntó por qué, simplemente, se dejó llevar hacia dentro, hasta el final, donde ya no hubo marcha atrás. Varada en una playa, habiéndose perdido no una vez, ni dos, sino infinitas veces en aquellos momentos, que le parecían tan suyos. Paseaba por la orilla de los labios que creía conocer, pero que al mirar atrás habían borrado todas las huellas de su paso por allí. Y ahora no era nada más que el roce de un cuerpo con un recuerdo. Los restos de la melodía de una voz que enmudeció. El leve olor que permanecía huyendo de sus manos, y que trataba de coger desesperadamente. Y poco a poco, hablamos de aquella que aprendió a vivir en el recuerdo, que contaba historias a las estrellas de día. 
Quien dejó de ser sin preguntarse por qué.

sábado, 12 de octubre de 2013

Salta, y cuando caigas, no saltes de nuevo.

Cuando todo acabó, ella decidió empezar a ser, de nuevo. Dejar de ser para volver a no ser lo mismo. Pasaba los días recluida en promesas que se hacía a si misma, y que apuntaba en una lista para devorar su corazón de una estacada. ¿Y las noches? Iba de cama en cama, navegando por sueños ajenos, y mojando las sábanas de algún desconocido que decidía perderse por sus encantos, lo que no eran más que una ilusión mal dibujada. Su reflejo huyó por el desagüe en un barco hecho de tiempo y navegaba perdido por cualquier espejo. Se buscaba en los recuerdos manchados del café de la mañana, en el periódico, en los besos de despedida que nadie le daba, en las luces en ámbar de los semáforos,en cada grito de suicida que dejaba escapar su corazón al tirarse desde el ayer. Pero no se encontró. Y entonces comprendió que el mundo estaba lleno de mentirosos que querían decir la verdad.

lunes, 2 de septiembre de 2013

¿Cuántas vidas necesitas para cazar al amor?


Ese era su juego preferido. Porque lo nuestro, solo era eso. Un desliz de una noche, una ola de tantas, algo que se acaba en un segundo. Con cada palabra, me daba una razón para abandonar, con cada gesto, hacía que me retractara. Aún recuerdo el tenue color rojo, que dejaba su carmín al besarme, el olor que dejaba después en mis manos, el como me gustaba cerrar los ojos e imaginar que seguía conmigo, ver como perfectamente se hacía hueco dentro de cada uno de mis pensamientos, y la hacía estar a mi lado, incluso cuando me dejaba. Porque no éramos más de lo que podíamos ser y dejábamos de ser, cuando no estábamos juntos. Éramos un sinfín de ideas juntas, formando historias que acabaría contando cuando no tuviera nada mejor que hacer, cuando el tiempo y yo, ya no fuéramos a la par, porque siempre me quedaba detrás, viéndola ir, como si me arrancaran en ese instante un peso de encima, y a la vez, me quitaban todo por lo que seguir de pie. Y yo solo me dejaba llevar, como si se hubiera detenido todo. Ese era nuestro juego favorito, pero ahora me he quedado sin vidas, para volver a jugar a que lo nuestro es amor.

domingo, 11 de agosto de 2013

Hablamos de alguien que dejó su instinto atrás, para vivir un segundo más.

Cuando me llama, voy. Aún cuando no lo hace, allí estoy. Poco a poco, mi aspecto se distorsiona entre huecos vacíos que se llenan de ti y de mí. No esperaba nada, porque éramos. Éramos todo lo que me formaba, y con eso yo, me extasiaba de felicidad. Me acostumbré al sonido de su voz, me gustaba perderme entre los laberintos que formaban sus notas. Nunca fui de pedir nada, siempre intentaba que no se me notara que intentaba llamar su atención, para que me acariciara. Que dibujara la forma de mi cabeza con la yema de sus dedos, y poder huir durante un segundo. Un segundo.

lunes, 8 de julio de 2013

El principio de la mitad de la historia.

Ha empezado de nuevo, ese ciclo que se repite una y otra vez. Las hojas escondidas en forma de deseos eran arrastradas por el viento hacia ninguna parte, desde todos los lugares, formando música. Ahora es cuando ciertamente, comienzo a extrañar las cosas que nunca viví, lo que solo soñaba. Mis pensamientos huían en forma de letras, dentro del diálogo de una historia. Cuando dos pensamientos se juntaban, hacían de mí una reacción físico-química y explotaban, bañando todo, haciendo crecer las teorías de que pronto, todo lo que quería se convertiría en realidad. El humo de la explosión se alojó en mis ojos y me robó la visión del mundo tal y como lo conocía . Habitaba en una burbuja helada con vistas a un mar de incertidumbre, pasando del ella al yo, del yo al tú. Confundida, naufragada.
Y así, me perdí en una sopa de letras y acabé formando historias en un ciclo abierto.

sábado, 27 de abril de 2013

¿Nos pensamos o nos perdemos?


                                Me perdí. En un lazo de pensamientos, entrelazados en tus manos.
Entre un cruce en medio del cielo, esquivando nubes, entre aviones.
En cada marca que dejaron mis deseos en un cristal,cuando se derramaban de mis dedos.
En mi silencio. El que dejo de oír, cada vez que pienso, cada vez que te pienso.
Te perdiste. Cuando no te encontrabas, porque te escondiste de ti. 
Cuando vuelas, con las alas que te aportan las palabras. Cuando te llevan.
Cuando te formas por dos semicorcheas de una canción. 
Cuando no eres tú. Sino que eres música.

Me perdí. Te perdiste.

Nos perdimos. Yo, la blanca que lo empezaba todo.
Tú, una corchea que daba el compás al solo de entre medias.

Cuando una canción suena. Todos. Nos perdemos.
Y es que cuando una gota cae. Nunca cae sola.