miércoles, 30 de noviembre de 2011

Yo era una palabra insignificante, con doble sentido y sin significado.




Palabras, que se van y se pierden. Y que acaban volviendo, arrastrándose como un recuerdo que quiere ser recordado. Algunas dejan marca, que se va con ácido, otras sólo pasan de largo, llevándose con sigo una imagen de nosotros mismos. Y a nosotros que nos lleva la muerte, dejando como recuerdo de  nuestras existencias, una coraza. A las palabras, se las lleva el tiempo, y no dejan nada, con lo que ser renombradas.

Eso decían en formol, tu cerebro y el mío.

Los cactus se enamoran de los globos. Es tan natural, como que un zombie se enamore de un empollón.

martes, 29 de noviembre de 2011

Se decían un sordo, y un mudo. En su lenguaje personal.

- Te voy a contar una cosa.
+ ¿Un secreto?
- No, es una realidad.
+ ¿Y cuál es?
- Te quiero.

sábado, 26 de noviembre de 2011

Restaré 7 km por cada sonrisa. Sólo si es tuya.

Lo sabía. Lo sabían. Que todo lo que empieza acaba.

- ¿Para siempre?
+ No.
- ¿Por qué?
+ Porque si empezamos así acabaremos enseguida.
- Entonces empecemos con un nunca.
+ ¿Nunca?
- Nunca.

Pero puede haber muchos principios, y tantos finales...
Te quiero mucho señóh. 

Érase una curiosa historia cuesta arriba, que iba cuesta abajo.

Mi mundo, era un mundo curioso. Y como tal yo era una curiosa, curiosa. Me gustaba subir por las escaleras al piso. Para contar los 57 peldaños que había hasta la 3º planta. Me gustaba el número 57. Y el 3. Y si lo dividías daba 19. Que era otro número que me gustaba.
Esa mañana al levantarme sentí que ese sería un curioso día perfecto para curiosear. Me levante de la cama de un salto y que curiosamente me llevó al suelo. Me levanté a trompicones, y me dirigí al baño. Me encantaban las cortinas que tenía la bañera. Tenían ranitas dibujadas resguardándose de la lluvia bajo una hoja. Me puse delante del espejo e hice unas caras curiosas, doblando los labios, inflando las mejillas, haciendo tonterías. Lo típico. Después de empañar el espejo y garabatear dibujos, fui a la cocina. Desayune. Y me vestí. Mi armario me parecía muy curioso. Pues tenía curiosos dibujos pegados y discos de vinilo en una de las puertas. Cortesía de la vecina del 2º. Y dentro de ella había tarritos de formol en los que guardaba curiosidades. Eran mis pequeños tesoros. Los cuidaba como curiosidad en paño. Como decía me puse una sudadera, unos vaqueros gastados, unos calcetines rosas que no pensaba dejar que se vieran, y unas converse falsas sacadas de EBay. Cogí mi mochila vieja. Sí, la que tenía los bajos rotos. Era negra y me gustaba mucho.
Y salí a curiosear por el barrio. Había perros que ladraban, y a los que les respondía con un gruñido que a veces salía con un gallo acompañado. Pero que hacía que se callaran. Era curioso el sentimiento de sentirte superior.  Pero lo disfrutaba mucho. Y también había gatos que me miraban con curiosidad. Y yo, curiosa, les devolvía la mirada con el mismo sentimiento, hasta que me cansaba y seguía andando.
Saqué de mi mochila una libretita de color fuxia, y manchas de leopardo, y un bolígrafo mordisqueado por abajo, y por el capuchón. A medida que fui andando, apuntaba mis curiosidades y pensamientos curiosos que me venían a la cabeza.

-         Ahora sé que en la calle “Cuesta Arriba” de cada tres farolas, una está fundida.
-           Y que de cada dos gatos, uno te mira mal.
-           Tengo que grabar la última temporada de sexo en Nueva York.

Cuando me cansé de andar, de escribir, y de pensar. Mi curioso cerebro que curioseaba se acababa cansando hasta de curiosear. Y por eso decidí seguir curioseando tirada en el sofá del salón del piso del 3º de mi bloque. En la calle “Cuesta arriba”. Que curiosamente, estaba cuesta abajo.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Nunca me di cuenta de que era hombre. Hasta que me miré al espejo y me comparé con él.

No le importaba. Era amor.
Aunque él era un hombre. Y él también.

Son lágrimas, y tienen que salir. Necesitamos ojos limpitos. Para ver.

-Deja de llorar- me decía. Pero yo nunca le hacía caso. En lugar de eso, lloraba más alto. Y pataleaba más fuerte. Y él dejaba de prestarme atención cuando se cansaba de mi sinfonía de lágrimas y mocos. Quizás por eso, hoy lloro cuando nadie se fija en mí. Y en silencio. Y quietecita.
Ya no hay nadie que me diga –Deja de llorar- ni que me trate de consolar, aunque se acabara cansado de mi.
Ya no hay nadie.

Pienso que si estoy hecha de plástico, no voy a romperme.

Era algo que ella conocía muy bien, y se repetía día a día. Su monotonía. Porque sí. Porque era suya, ella era la que la vivía, la que aguantaba, y la que caía una y otra vez en su repetición. Quizás era ella la que no quería salir de aquel bucle iterativo al que se había acostumbrado. Ella había visto irse todo lo que llegaba, y se había quedado quieta cuando era golpeada, una y otra vez, por la realidad. Que siempre iba de frente. Y contra ella. Tal vez es por eso que dejó de mirar hacia adelante, para aferrarse al camino que ya había andado, corrido, y en el que se había caído tantas veces. Ya ni siquiera sabía si seguía andando o se había quedado quieta, atrapada, en un pedazo del trayecto. Todo era pura rutina. Decadencia,
-Oye.
- Déjame
- ¡Ey!
- Olvídame.
- He vuelto.
- No, tú te fuiste, que estés aquí no significa que hayas vuelto.
Y fue por eso de que solamente miraba hacia atrás, que no vio la decadente brecha que se abría delante suya.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Porque los sueños son mentiras, que nunca sabemos perfeccionar.


No me importa si está usado. Ni las cicatrices que tenga, ni el polvo que lo ensucie. Y aunque le faltan algunas piezas, dudo que mis sueños fuera tan perfecto.

Pero yo quiero ser quien lo desgaste.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Soy un titulo, y pienso volver a la fama.

Bueno, yo no soy de las que se van. Pero tampoco de las que se quedan.
Emigro.
Porque me aburro, porque me canso, porque todo me parece igual. Simplemente... Pues porque no encuentro mi lugar. Y muchas veces me gustaría cambiar, mudar de piel, ser otra persona.
Se que todo se va, pero mientras mantenga la cabeza levantada, tengo la posibilidad de verlo volver.
Aunque a ti, ya te perdí de vista.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Es un hasta luego sin billete de vuelta.

- Oye.
- NO.
- Hey.
- ¡Qué no!
- Estoy aquí.
- Te fuiste, que estés aquí no significa que hayas vuelto.

martes, 15 de noviembre de 2011

Como niños pequeños, que se esconden detrás de los acantilados en la playa...

Nos esconderemos lejos de la mirada oculta del mundo. 
Porque te quiero para mí.
Y soy un egoísta.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Todos nacemos siendo personas, y morimos siendo héroes.

Nací para ser un héroe.
Esa era su idea de la vida. Con su capa roja, y su mascara de superhéroe. Practicaba sonrisas delante del espejo. Cuando le decían que no hiciera algo, lo hacía. Se ponía los zapatos sin desabrochar los cordones. No tardaba en cambiarse de ropa. Aprendió a base de caerse, y levantarse. Dibujaba mal, no sabía tocar la flauta, y en verdad su letra no se entendía bien. Su cuarto se encontraba oculto, debajo de todas las cosas. Se enfrentaba a los problemas, siempre de frente. Y vivía para contarlos. 
Parecía un chico normal. Era una chico normal. Aún que...

Nació para ser un héroe, pero sobre todo, nació para ser persona.

Let me in.


"What do I call you, then? This thing that you are."
"Eli."
"Is that really your name?"
"Almost."
"What's your real name?"
A pause. Eli shifted away from him, against the back of the turned around onto her side.
"Elias."
"But that's a ... boy's name."
"Yes."

sábado, 12 de noviembre de 2011

Ahora eres un hobby, pero mañana serás hortera.



-Una mañana me levanté y empecé a fumar.
+ Así de repente?
- Ajá.
+ Por qué?
- Yo también quería ser alguien.
+ Y no lo eres?
- Al parecer si no te destruyes a ti mismo no.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Y aquí estoy sin saber que hacer, pero haciendo lo que sé.

Es... bueno es como un adiós que siempre vuelve. Es como la imaginación, está ahí pero no la ves. Y es de la que muchos carecemos. Prometí olvidar lo que no necesitaba. Al fin y al cabo, es innecesario. En verdad es como los recuerdos, vuelven cuando los tenemos, y se van cuando el tiempo pasa. Recorren un camino a través del cerebro, pero duelen en el corazón. Es información almacenada, en la papelera de reciclaje. Pero la cual nunca vaciamos. Es una sonrisa, que nadie ve, pero todo el mundo siente. Oh vamos, dime que nunca te has enamorado de quien no te correspondía. O nunca has practicado sonrisas delante del espejo.
Pero nunca me digas que no has dibujado un corazón y                                                         a salido deformado.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Si tu sabes que te quiero más que a nada.


Que es un simple hobby apartarte las miradas.

sábado, 5 de noviembre de 2011

Pero hay personas que se esconden muy bien en los espejos.

         Como no estabas decidí mirar tu reflejo en el espejo.

A ti te cansaba yo, y a mí me cansaba no cansarte.

Un pasado turbio,
Todos nos cansamos, hasta de lo incansable.
un futuro incierto,
un presente demasiado lento,
en un viaje de cientos de mentiras.

Silencio entre gritos,
mentiras en verdad,
un teléfono, hoy suena,
acompañado en soledad.

Todo se volverá relativo,
sin sentido... ni objetivos,
buscaré la fe que he perdido,
en la mente de los suburbios.

Una vez, y otra, y otra...
repitiendo errores una vez y otra,
y otra, sin más salidas,
que el recuerdo de una promesa.

Pero sigo vivo, 
quizás es más de lo que 
necesito, pero me sobran 
mentiras, para pedir más.

Nunca, es demasiado tarde,
siempre, es demasiado tiempo
para una alarma que no suena,
hasta que el sol se oculte,
soñaremos unidos, bajo oscuridad.

En una casa de recuerdos,
en camas de pensamientos,
en mentiras de palabras,
en un grito entre silencios...
Pero el infierno puede esperar.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Pasa igual con los 394089325738942 personas que conozco. No tienen ese pelo.

Hay un banco y un espacio de oxigeno, nitrógeno y dióxido de carbono entre ellos. Y agua.

- ¿Por qué el perro y no yo?
- Porque el perro sabe ladrar, sabe escucharme, me da su compañía, me necesita, es pequeñito, es adorable, porque es mi perro. Es por eso.
- Entonces, ¿Por qué yo y no el perro?
- Porque el perro no eres tú.