Mi mundo, era un mundo curioso. Y como tal yo era una curiosa, curiosa. Me gustaba subir por las escaleras al piso. Para contar los 57 peldaños que había hasta la 3º planta. Me gustaba el número 57. Y el 3. Y si lo dividías daba 19. Que era otro número que me gustaba.
Esa mañana al levantarme sentí que ese sería un curioso día perfecto para curiosear. Me levante de la cama de un salto y que curiosamente me llevó al suelo. Me levanté a trompicones, y me dirigí al baño. Me encantaban las cortinas que tenía la bañera. Tenían ranitas dibujadas resguardándose de la lluvia bajo una hoja. Me puse delante del espejo e hice unas caras curiosas, doblando los labios, inflando las mejillas, haciendo tonterías. Lo típico. Después de empañar el espejo y garabatear dibujos, fui a la cocina. Desayune. Y me vestí. Mi armario me parecía muy curioso. Pues tenía curiosos dibujos pegados y discos de vinilo en una de las puertas. Cortesía de la vecina del 2º. Y dentro de ella había tarritos de formol en los que guardaba curiosidades. Eran mis pequeños tesoros. Los cuidaba como curiosidad en paño. Como decía me puse una sudadera, unos vaqueros gastados, unos calcetines rosas que no pensaba dejar que se vieran, y unas converse falsas sacadas de EBay. Cogí mi mochila vieja. Sí, la que tenía los bajos rotos. Era negra y me gustaba mucho.
Y salí a curiosear por el barrio. Había perros que ladraban, y a los que les respondía con un gruñido que a veces salía con un gallo acompañado. Pero que hacía que se callaran. Era curioso el sentimiento de sentirte superior. Pero lo disfrutaba mucho. Y también había gatos que me miraban con curiosidad. Y yo, curiosa, les devolvía la mirada con el mismo sentimiento, hasta que me cansaba y seguía andando.
Saqué de mi mochila una libretita de color fuxia, y manchas de leopardo, y un bolígrafo mordisqueado por abajo, y por el capuchón. A medida que fui andando, apuntaba mis curiosidades y pensamientos curiosos que me venían a la cabeza.
- Ahora sé que en la calle “Cuesta Arriba” de cada tres farolas, una está fundida.
- Y que de cada dos gatos, uno te mira mal.
- Tengo que grabar la última temporada de sexo en Nueva York.
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