Siempre quise tenerlo, y me molesté en buscarlo por todos los rincones de mi habitación. En cada foto, en blanco y negro, sepia y en color, pero me perdí entre las páginas de mi colección de libros. Entre la multitud de letras, que se ajetreaban entre los renglones. Para más tarde aparecer debajo de mi cama, engullida en una oscuridad latente, entre risas y lágrimas de no sé qué historia que estaba perdida con mis recuerdos.
Siempre busqué mis peleas, mis reconciliaciones, mis fechas especiales, momentos inolvidables, perdidas, mensajes, te quieros...
Siempre busqué mi siempre, pero siempre acabé en el principio de una larga lista de días. Contando de 0 a 10, viendo a base de recuerdos, y de sonrisa apagadas, pasar las horas de esos días.
Entre tú y yo.
Hoy, solo me acompañan esos desvaríos mentales, que me hacen pensar en si tú querrías ser mi siempre.
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