jueves, 2 de agosto de 2012

Sin saber que la perfección no existía, te la diagnostiqué como enfermedad, y a mí como su víctima.

¿Puedo echarte de menos aún cuanto todo lo que extraño son los recuerdos?
Días y noches pensando en lo que esperar, en lo que podría o no ocurrir. En lo dulce que eras en mis pensamientos, amargando todo lo que no contenía tu nombre, tu voz, tu imagen...
Un segundo contigo, hacían interminables en los que faltabas. Extraño cada palabra que pensé que dirías, cada una de las veces en las que intenté captar tu olor, infectado en el aire. Pensar, que con tan solo imaginarte, podría ... podría hacerlo todo. 
No puedo echarte de menos. Sólo extraño los recuerdos en los que eras mío, sin ser de nadie.

No hay comentarios:

Publicar un comentario